miércoles, 5 de junio de 2019

Era una afrenta difícil

Era una afrenta difícil para el Atlético de Madrid B. Un campo que ha vivido temporadas en segunda, un ambiente intenso, fútbol del norte, hombres contra niños, piernas fuertes que se juegan un sueldo contra piernas sin curtir que se juegan un sueño. Cuando la necesidad juega contra la ilusión, suele imperar la lógica de lo terrenal.

Los chicos lo intentaron, claro que lo hicieron. Lo intentaron en la ida cuando trataron de derribar un muro que sabía que contaba con el factor Anduva y lo intentaron en la vuelta mientras trataron de administrar una ventaja conseguida a base de fútbol. Pero el juego tiene intangibles que los chicos aún no dominan; balones largos, prolongaciones, cargas, remates furibundos. Cayeron con honor y sin estrépito. No se les puede pedir mucho más, se les puede exigir seguir aprendiendo.

Porque ellos son el futuro, un equipo sin base es un equipo sin alma. Debemos seguir fijándonos en el mercado, claro está, porque cargar la responsabilidad en los chicos es una temeridad, pero no hay que olvidarlos, hay que ir dándoles cancha poco a poco, hacerles saber que son importantes y, quizá, cuando llegue el día, estarán preparados para representarnos mejor que nadie. Otro año en Segunda B. No pasa nada, lo importante es aprender a jugar y, sobre todo, aprender a competir.

No hay comentarios: