miércoles, 20 de noviembre de 2019

A Granada sin cemento

Los fabricantes de cemento de nuestro centro del campo, Saúl y Thomas, forzaron la tarjeta ante el Espanyol para poder estar ante el Barça. Demasiado peligroso ese ejercicio de pretender dar más importancia a un partido por la entidad del rival cuando sabes que tu caminar por la liga, tan titubeante, tan cargado de dudas, te ha enseñado que ningún rival puede ser considerado como pequeño.

Rememorando partidos como el de Leganés, Valladolid o Vitoria, donde el equipo estuvo espeso, falto de competitividad y hasta alarmantemente apático por momentos, nada hace pensar que el partido de Granada vaya a ser mejor. Con el aliciente añadido de que el Granada ha empezado la competición como un tiro y que, tras haber probado la sangre del Barça, tiene en su mente la próxima dentellada.

Y ahí entramos nosotros. Nos van a morder, nos van a apretar, nos van a llevar al límite, y para acometer esa obra de construcción tan plomiza nos hemos quedado sin cemento. Me suelen llamar pesimista y la mayoría de las veces he terminado teniendo razón. No me gustaría ser agorero, de verdad, pero no me gusta, a priori, como pinta el partido del sábado.

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