domingo, 10 de noviembre de 2019

Desperdiciando a Vitolo

Vitolo se desperdicia a sí mismo. Su tendencia a lesionarse, a no economizar esfuerzos, a apagarse cuando no empieza bien el partido, le convierte habitualmente en carne de banquillo, en el último cambio recurrente, en la pieza valiosa que no se mueve de su sitio en el mueble no sea que se rompa y se haga mil añicos. Parece que su nombre da más lustre que eficacia al equipo.

Simeone desperdicia a Vitolo. Debe verle entrenar mal, no debe ver en él un tipo apto para cambiar la tendencia del equipo, no termina de confiar en sus posibilidades como no termina de tratarle, futbolísticamente como lo hace con los tipos con los que se juega el tiempo. Ni le da oportunidades ni cree que las merezca. Parece como si quisiera motivarle por la vía del castigo en lugar que por la del premio.

El caso es que Vitolo va cumpliendo años y no termina de despegar en el Atleti, a pesar de que cuando sale el equip encuentra el desborde, a pesar de que cuando juega, el equipo es más vertical, a pesar de que cuando juega, los delanteros encuentran mejores desmarques. Entre todos le mataron y él solito se murió, dice el dicho popular. Vitolo corre el peligro de quedarse en el estanque mientras los demás patos nadan contracorriente y él se convierte en cisne negro desperdiciado por la crítica, la opinión y su propio entrenador.

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