lunes, 4 de noviembre de 2019

El plan de emergencia

Cinco victorias, seis empates y una derrota, hablamos sólo de liga, y en todos un denominador común; una primera parte al trantrán, viéndolas venir, sin juego y sin intensidad y una segunda donde se ve obligado a arreglar el estropicio. Excepto ante el Valencia, donde el primer tiempo fue notable y el segundo un esperpento por querer jugar a lo que ya no puede, en todos se forzó a un plan de emergencia porque sabía que los puntos se le escaparían, habiéndose escapado, casi todos, en cada ocasión.

Parece como si llegasen al descanso y se mirasen a los ojos para decir; "Oye, que no somos tan malos" y se viesen obligados a remar contra corriente, nadie sabe si por actitud de los futbolistas o por orden ministerial. El caso es que el equipo regala puntos porque regala tiempos y así, poco a poco, se va desangrando con el único consuelo de que los dos equipos poderosos de la liga andan dubitativos y no se han atrevido a marcharse en solitario del pelotón de cabeza.

Y eso es, también, lo que da rabia. Da rabia ver como están el Barça y el otro equipo de la ciudad y no ser capaces de aprovechar el calendario para haber podido dar un golpe contra la mesa. Porque hemos jugado con algún equipo importante, sí, pero hemos visitado estadios donde se pierden ligas y, efectivamente, nos hemos empeñado en perderla. Como nos empeñamos en tirar las primeras partes. Como nos empeñamos, una y otra vez, en tirar del plan de emergencia.

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