lunes, 18 de noviembre de 2019

La hernia de Costa

Podríamos decir que su regreso ha sido un chasco, podríamos calificar su última etapa como una decepción, podríamos considerar que le hemos esperado para nada, que soñábamos con un pasado que no va a regresar mientras dibujábamos ensoñaciones de un futuro que terminó siendo imperfecto. Podríamos decir, con razón, que lo suyo ha sido un coitus interruptus y lo nuestro una desilusión sin igual.

O podríamos decir que ya nos extrañaba a nosotros que no fuese al choque, que no corriese con el ímpetu y la velocidad de antaño, que hubiese perdido el hambre voraz, que no regalase su colección de amagos y regates, que no fuese capaz de chutar bien ni un mísero penalti, que hubiese dejado de ser un cabrón con pintas para convertirse, de la mañana a la noche, en una hermanita de la caridad.

El caso es que sea la hernia o sea el propio futbolista, tanto él, como el equipo, están dejando ir los últimos grandes años de un delantero que demostró ser demoledor cuando pudo y más que útil cuando quiso. Si no quiere o no puede, quizá sea por la hernia, quizá sea porque se ha cansado de ser un personaje que devora al futbolista. Mientras le seguimos esperando, operado o no, seguiremos añorando a ese tipo que un año nos convirtió en campeones de liga con una sucesión de unos a cero con goles cuya firma tenía denominación de origen en Lagarto.


No hay comentarios: