jueves, 22 de octubre de 2020

Baño de realidad

El Atleti es un equipo aseado, resultón, bien pintado, vestido con cierto porte atractivo e incluso con algún

recurso que sacar a paseo, pero, comparado con aquel equipo aguerrido, de cuchillo entre los dientes, conquistador de terrenos y desdeñador de cautivos, es un equipo mucho peor. Porque puede competir, puede intentar pelear, enseñar los dientes, mostrarse arriba e incluso permitirse alguna pared, pero sin calidad para definir ni mordiente para defender, al final, cuando te enfrentas al mejor equipo de Europa, lo único que te llevas es un baño de realidad.

Es duro de asumir la realidad cuando vienes de un lugar de preferencia. Durante un tiempo, después de ser un pobre soñador de irrealidades, nos convertimos en invitado de honor en el banquete de los grandes. Y lo hicimos irrumpiendo por derecho, como un caballero talludo y concienzudo, sabiendo que, para que nos echaran de allí, tenían que dar muchos golpes y desollar muchas pieles. Pero no les hizo falta, fueron nuestros propios dirigentes quienes, poco a poco, y sin piedad, se encargaron de ir empeorando el equipo vendiendo a los jugadores clave y no sabiendo renovar la plantilla con calidad a medida que los capitanes se iban bajando del barco.

Y lo que nos queda es este baño de realidad con este equipo aseado y resultón que, cuando es zarandeado por el campeón de Europa, muestra todas sus vergüenzas de una vez. De nada valió dar la cara, de nada valió salir a jugar de tú a tú, cuando la puñetera realidad es que vamos camino de convertirnos, otra vez, en esos pobres soñadores de irrealidades que ven la vida pasar desde la ventana de un tren descarrilado.

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