miércoles, 14 de octubre de 2020

Poca esperanza

No han estado demasiado finos nuestros internacionales durante esta ventana de selecciones. No es que

me preocupe en demasía su rendimiento fuera del Atleti, es más, si por mi fuese, ninguno de ellos iría convocado con su país porque estos partidos, a final, entre viaje y viaje y poco entrenamiento, son el caldo de cultivo de lesiones musculares que te rompen la planificación.

Pero, siendo realistas, si el rendimiento de nuestros internacionales no ha sido el más óptimo, es porque el nivel es el que es y porque de dónde no hay no se puede sacar y eso sí que me preocupa. Preocupa que Lodi no sea ni un cuarto de Filipe Luis, que Trippier sea un parche en defensa de cinco, que Savic no sirva para parar a Luxemburgo, que Correa no sea importante en Argentina ni Lemar en Francia, que Joao Félix sea un elemento extraño pegado a la banda en Portugal, que Suárez sea una sombra en el área y Torreira no tenga un minuto o tenga los de la basura y, sobre todo, que ninguno de nuestros jugadores españoles sean aptos para conquistar un puesto entre los convocados de Luis Enrique.

Y es que es difícil imaginar a los miembros de la plantilla dando más de lo que han dado y eso es preocupante. Preocupante porque nos hemos acostumbrado a las fiestas de gala y tememos regresar a las verbenas de barrio, preocupante porque tenemos al mejor entrenador y le van restando mimbres de cara a su milagro cotidiano, preocupante porque atisbamos el futuro y encontramos poca esperanza. Es duro y es real. Sé que muchas veces soy demasiado pesimista y hay alguna en la que tengo que rectificar mis pronósticos. No tengo dudas de que el equipo va a competir porque, mientras siga Simeone, no mutará el ADN, pero tengo muchas dudas de que el equipo ya no vaya a dar un salto de calidad, sino que sea capaz de mantenerse.

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