lunes, 1 de agosto de 2022

Reinildo y diez más

Ya ocurrió con Pantic. Aquel desconocido llegó al Atleti, todos torcimos el hocico y dijimos "Menudo pufo nos va a enchufar aquí el Yugoslavo este". De Antic desconfiábamos porque no hacía mucho se había declarado madridista y porque, pese a ser despedido de malas maneras como primer entrenador, incluso yendo primero, terminó la temporada 1991-92 como secretario técnico blanco en muy buena sintonía con el presidente Mendoza. Por ello mirábamos con recelo al entrenador y mirábamos con recelo al tipo enclenque que se presentó en el Carranza con unos pantalones que le venían grandes.

Porque el tipo tenía casi treinta años y nosotros nos preguntábamos que hacía un tipo con treinta años en un equipo de media tabla de la liga griega. No puede ser tan bueno como dicen. Imposible. Y resulta que el tipo en el primer balón que toca clava una falta directa por la misma escuadra. Sonreímos. Esto ha sido potra, parece que la pega bien, pero no puede ser tan bueno. Y, joder, era bueno. Era muy bueno. Tan bueno que gracias a su pie derecho cabalgamos durante la temporada en el caballo ganador y nos apuntamos un doblete histórico que aún resuena en nuestra memoria. Fue el año de Molina, Geli, Solozábal, Santi, Toni, Vizcaíno, Caminero, Simeone, Kiko y Penev, pero sobre todo fue el año de Milinko Pantic, el tipo que llegó de la nada para ocupar un lugar privilegiado en nuestros corazones, y el año de Radomir Antic, el tipo que se redimió de su pasado y se hizo dueño de nuestros mejores sueños.

Algo muy parecido ocurrió durante el pasado invierno cuando llegó al Atleti Reinildo Mandava. Fuimos muchos los que desconfiamos. Si este tipo, con veintiocho años, no ha pasado del Lille, tan bueno no será. Para más inri, durante sus dos primeros partidos cometió dos errores que significaron goles en contra y nos echamos las manos a la cabeza. Hemos salido de Málaga y nos hemos metido en Malagón. Pero resultó que no, que íbamos camino del paraíso defensivo gracias a su lectura, su colocación y su capacidad para competir. Hasta tal punto que ahora mismo el Atleti, mientras busca un esquema e intenta acoplar de la mejor manera posible a sus mejores futbolistas, tiene un precepto claro y conciso: Somos Reinildo y diez más.

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