viernes, 9 de septiembre de 2022

Un mal equipo de fútbol

Hay victorias que sanan, sobre todo porque otorgan moral y cierta dosis de optimismo, pero también, al mismo tiempo, son tramposas porque esconden, tras el resultado, el devenir de unos minutos caóticos y el desempeño de un equipo falto de fuerzas y carente de ideas. Si algo deberíamos aprender del partido ante el Oporto es que se puede ganar siendo inferior pero que siendo inferior lo normal no es ganar.

Porque el equipo no logró superar al rival en ninguno de los aspectos del juego. Salvo unos primeros minutos en los que el Oporto anduvo situándose en el campo, el resto del partido fue un dolor de muelas porque ni supimos manejar los repliegues, ni supimos saltar su presión con balón, ni fuimos capaces de imponernos en el medio a pesar de jugar con tres centrocampistas físicos y dos laterales metidos en la línea media.

Pero lo realmente preocupante es que no es un problema puntual sino una constante en lo que hemos visto, ya no sólo esta temporada, sino en buena parte de la temporada anterior. Sin un Trippier que potenciase a Llorente, el equipo perdió su capacidad para sorprender y parece que, con ello, perdió su capacidad para jugar. Y es que ahora mismo ni somos capaces de hacer circular el balón, ni somos capaces de robar una pelota al equipo rival, ni somos capaces de dar, que menos, un buen pase a más de tres metros. Porque en lo que se ha convertido el Atleti, ahora mismo, es en un mal equipo de fútbol.

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