lunes, 10 de octubre de 2022

Jugamos muy mal

Jugamos muy mal. Porque el equipo no termina de encontrar el esquema de juego, porque Witsel aún no se ha acoplado al mediocentro, porque los laterales son carrileros y no ayudan en la iniciación, porque Koke se encuentra solo en tres cuartos y porque, como cada año, falta calidad al tiempo que sobran excusas.

Jugamos muy mal. Porque la jerarquía, a un equipo, se la dan tres posiciones; el cuatro, el cinco y el nuevo y nosotros ahí tenemos a un cojo (que me perdone Giménez), a un viejo (que me perdone Witsel) y a un inútil (que me perdone Morata), y sin mimbres es difícil hacer un cesto y sin cesto es muy difícil recoger una cosecha medianamente provechosa.

Jugamos muy mal. Porque no sabemos presionar la salida de balón del equipo contrario y sus mediapuntas encuentran siempre un océano entre líneas, porque cuando recuperamos, si lo hacemos, existe todo un mundo por recorrer entre el delantero que conduce y los apoyos que siempre llegan desde atrás. De esta manera cualquier contragolpe se difumina, cualquier pelota termina atrás y cualquier falta de ideas termina en un pelotazo arriba. Y de nuevo, vuelta a empezar y vuelta a sufrir, porque jugamos rematadamente mal.

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