
Diego sabe que le queremos, pero otros no. Otros venden activos, negocian con agentes portugueses, piden comisiones bajo manga, hacen el egipcio y se hacen el sueco. Porque a esos otros no les importa el Atleti sino que se importan a sí mismos. Un jugador allí, un paquete acá y un título de vez en cuando para callar bocas y, después de todo, me nombran gestor del año. Menudo chollo.
El gestor del año no va a hacer un esfuerzo por Diego. Más que nada porque recurrirán a la falta de liquidez como excusa ante la inoperancia. Nadie sabe qué ha sido del poder económico del que antaño era tercer equipo de España en cuestión presupuestaria, nadie sabe donde queda aquello de que la rojiblanca la visten los grandes jugadores, nadie sabe porque Diego no puede estar hoy donde estuvieron Leivinha y Dirceu. Diego no va a seguir en el Atleti, pero los otros dos sí lo harán. Y así seguirá siendo mientras el mundo les siga aplaudiendo las gracias. Así, ni Diego, ni Torres, ni Agüero y, dentro de poco, tampoco Falcao.
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