jueves, 21 de junio de 2012

El victimismo

Uno de los grandes pecados del gilismo ha sido el del victimismo exacerbado. Durante años, Jesús Gil anduvo removiendo entrañas haciendo creer que el mundo en general y los poderes fácticos en particular, estaban en contra del Atleti. Así, un día se levantaba despotricando contra Plaza, al día siguiente hablaba de Villar y un día más tarde iba más allá y se enfrentaba al gobierno de la nación erigiéndose como salvador de la patria sentado en su poltrona robada al Atlético de Madrid. Aquellos movimientos de ficha a la desesperada generó una corriente victimista que se fue inculcando en el seguidor del Atleti hasta terminar creyéndose que todos sus males eran por culpa de otros, nunca de sí mismos.

El Atleti tiene que pagarle un pastizal a la hacienda pública antes de fin de año y escucho voces que indican que esto solamente nos lo hacen a nosotros. Es el pecado de andar siempre pendiente del ajeno, que a veces se te escapa la viga de tu ojo por analizar la paja del de aquel. El Atleti le debe un dineral al Estado y tiene que pagarlo, eso es así, ni es culpa de este, ni de aquel, si no de quienes han generado esa deuda sobrehumana mientras jugaban al monopoly con millones de sentimientos. Que otros paguen o dejen de pagar no es problema del Atleti porque el Atleti tiene un problema llamado deuda y tiene otro mayor apodado como dúo prescrito.

No tardará el club en verse obligado a desprenderse de todos sus mejores activos; esto incluye a Falcao, a Arda y a Adrián. Luego nos contarán que cada jugador juega donde quiere y nos obligarán a poner cara de infelices porque nuestros ídolos se marchan en busca de fortuna a otros parajes con más aspiraciones. Nadie dirá quien tiene la culpa de la deuda, ni quien tiene la culpa de que el Atleti no haya sido capaz de formar un equipo competitivo en los últimos quince años. No hablo de Europa League, ni de Supercopas, hablo de un equipo que se mantengar regular en los puestos altos de la liga durante un lustro. Hablo del Atleti de antes. Hablo de un sueño que no podremos cumplir porque mientras ellos juegan con nuestros sentimientos, nosotros seguiremos analizando la paja en el ojo ajeno.

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