viernes, 4 de enero de 2019

Difícil

Las ilusiones están en todo lo alto, el Metropolitano llenó un fondo, los jugadores posaron para la galería y se entonaron cánticos de ánimo. Toda una soflama de energía y todo un compromiso de acción. Pero la realidad, más allá de las euforias, es que jugamos en Sevilla y la defensa es un cuadro.

Lo tenemos difícil, vamos a ser francos. Porque el Sevilla aprieta, porque en su campo son aviones, porque nos tienen ganas y, sobre todo, porque estamos mermados. Pero si algo nos inquieta más aún es la trayectoria del equipo; tan sólo dos victorias fuera de casa y la sensación de que hace mucho tiempo que no gobierna un partido, aunque sea a su manera.

Nos preocupa que el Atleti pierda la base de su identidad, que se convierta en un equipo meramente italiano en el concepto clásico de la palabra, que sólo confíe en la suerte y que renuncie a los códigos que le han llevado hasta aquí. Nos preocupan muchas cosas porque empezamos el año en el peor escenario posible. Existen tragos amargos que hay que digerirlos con naturalidad; la derrota es plausible, la victoria, de llegar, sería reanimante.

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