martes, 15 de enero de 2019

Sin gol

El kilo de nueve se paga caro. Es, extrapolado al fútbol, la angula de la mesa de los gourmets, el Ferrari de los conductores apasionados, el Rólex de los coleccionistas más ávidos. Un buen nueve te arregla una mala temporada y, por supuesto, de dispara en una buena, porque en el gol vive la majestuosidad del fútbol.

El Atleti lleva unos partidos decendes, alternando ratos regulares con otros buenos e incluso muy buenos. Sufrió en Sevilla aunque supo recomponerse en el segundo tiempo, igual le pasó en Girona después de veinte minutos deplorables y fraguó ante el Levante uno de los partidos más completos de la temporada. Aún así, dos empates agónicos y una victoria por la mínima con un penalti más que dudoso.

¿Qué ocurre? Pues que falta gol. El equipo sabe de memoria a qué jugar; todos juntitos, salida intensa, regulación del partido y, en temporadas anteriores, saber guardar la ropa. Porque generalmente sabía adelantarse e ir gestionando la ventaja de manera magistral. Como ahora le cuesta un mundo adelantarse, se ve obligado a remar y remar durante los noventa minutos y, en más de una ocasión, a tener que levantar, o empatar, resultados adversos. Es que sin gol, sólo queda el sufrimiento.

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