La duda es un territorio hostil, es el peor lugar para recibir al enemigo, es la peor manera de afrontar un reto porque cuando dudas no decides y cuando otros deciden por ti te ves abocado a una persecución de sombras. La duda es un oportunidad perdida y un pozo sin fondo del que sólo se sale con decisión y un plan bien ejecutado, pero ¿Dónde está ese plan?
Porque el Atleti, o no tiene plan o no parece tenerlo. Pasa a perseguir jugadores del Barça sin capacidad de reacción durante setenta minutos, a competirle toda una final al Real Madrid con la dosis de ilusión que ello genera. Y, pasada la euforia, se presenta en Eibar y sale con mil dudas y once futbolistas. Resultado, derrota.
¿Y en qué situación queda ahora? Un año más, y van unos cuantos seguidos, el Atleti queda en tierra de nadie en liga, obligado a sufrir como un perro para mantener el tercer puesto y viendo como, un año más, no puede sentarse en la mesa de los poderosos. Los restos del pastel, repartido entre unos cuantos, serán devorados con ahínco y mientras ellos pasean orgullosos su músculo, nosotros tendremos que mirarlos otra vez desde abajo ¿Es o no motivo para seguir dudando?
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