martes, 7 de enero de 2020

El Messi de los porteros

Que el mejor jugador del Atleti sea su portero no es algo que deba avergonzar ni al equipo ni a la afición. Es bueno tener al mejor del mundo en su posición y con ello ocurre que, en partidos ajustados como los del sábado, una mano salvadora es capaz de salvar dos puntos y permitirse seguir soñando con hazañas mayores.

Lo realmente engañoso es que te hagan creer que el Atleti haya ganado sólo y exclusivamente gracias a su portero. El Atleti, cierto es, hizo un partido bastante regular ante el Levante, pero hasta las dos paradas de rigor, ya en el tramo final, apenas había pasado dificultades en el plano defensivo. Y cuando las pasó, que fue de panera esporádica y casi excepcional, apareció su portero. Porque sí, porque juega con once, el de los guantes incluídos y este resulta que es el mejor del mundo. El Messi de los porteros.

Por ello no debería preocuparnos el que nuestro portero haga su trabajo como el mejor que es. Lo que debería preocuparnos es que el equipo, después de salir a por el gol, después de arrear para sobreponerse al empate, después de creer en la victoria durante un rato de firmeza, volviese a la nada, al verlas venir, a jugar a la ruleta rusa. Y claro, nuestra bala en la recámara no está en nuestra delantera sino en nuestra portería y muchas veces salimos vivos, pero esta no es manera de vivir.

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