jueves, 23 de enero de 2020

No me fío

No me fío, lo siento. No me fío porque no veo al equipo centrado en su plan de ejecución, porque juega con más miedo que vergüenza, con más dudas que certezas, con más impulsos que lucidez. No me fío porque el partido es un marrón, porque David sueña con demoler a Goliat, porque hará frío, será un campo hostil y porque el Atleti se le da horrorosamente el mes de enero.

Y no me fío porque no juega Oblak, porque Adán no tiene ritmo de competición, no tiene portería encima y ya sabemos cómo nos ha ido históricamente en Copa cuando hemos jugado con el portero suplente. Todos recordamos los tres goles en tres disparos del Girona, los dos contragolpes que culminó el Sevilla o todos aquellos partidos en campos de Segunda B en los que sufrimos como perros.

Y no me fío porque al Atleti se le ha olvidado sufrir como un perro, ya no se siente cómodo en el bloque bajo y sigue indefiniéndose como un equipo que quiere hacer lo que no puede o no puede hacer lo que quiere. Porque aquellos partidos en campos de Segunda B tenían el amparo de un partido de vuelta, se jugaba con red y con cierta seguridad. Pero hoy no, hoy se jugará la vida en un campo de minas y, mira que me molesta decirlo, al Atleti, hoy, al de Eibar, Valladolid o Granada, ya no le gusta ir a la guerra.

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