jueves, 23 de julio de 2020

Nos quedamos sin nadie

Un año más, y van muchos, termina la liga, buscamos afrontar un nuevo año con ilusión y los titulares de prensa, una vez más, hablan de las ofertas irrechazables que tienen nuestros jugadores para marcharse del club. Esos jugadores que durante el año son ninguneados y que cuando llega el fin de temporada, de repente se convierten en objeto de deseo de los clubes más poderosos del planeta.

Oblak lo tiene hecho por el Chelsea porque ha quitado el nombre del equipo en su perfil de Instagram, Thomas va a ser jugador del Arsenal porque aquí cobra en cheques gourmet, Saúl y Koke van a jugar en el United porque nadie puede resistirse al valor de las muchas libras, Giménez se va al City porque para ellos pagar su cláusula es como comprar una bolsita de caramelos, Joao Félix se irá a Pernambuco y Correa a Tegucigalpa. Y así todo. No quedará ni el cobrador del frac.

Es lo mismo de siempre. Desestabilización, venta de humo y, si se puede, sacar tajada de la mentira. De lo que nunca hablarán es de la marcha de las dos ratas que nos gobiernan desde hace años, de esos tipos que venden a las figuras y les hacen parecer culpables cada verano, de los que nos dejaron sin estadio, sin escudo y, si no hubiese sido por Simeone, nos hubiesen dejado sin dignidad. De esos no hablarán nunca porque no les interesa que dejen el club. Eso sí, de los jugadores, de los que realmente valen, dirán que se tienen que ir porque, para ellos, siempre tan analísticamente objetivos, se merecen otra cosa.

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