martes, 19 de abril de 2011

Para lo que hemos quedado

Me cuentan que existieron lunes, hace tiempo, en los que los atléticos se levantaban orgullosos, felices y esperanzados. Me cuentan que existieron lunes, hace tiempo, en los que si su equipo peleaba por la séptima plaza, los atléticos rememoraban almohadilladas sobre el campo, pañoladas al equipo y reproches al palco. Me cuentan que existieron lunes, hace tiempo, en los que el nivel de exigencia estaba a la altura del valor histórico del club.

Los lunes de hoy no están ni al sol ni a la sombra, ni inquietan ni satisfacen, simplemente están, un lunes más, un empate más, una jornada menos para afianzarse en el séptimo lugar. El césped del Calderón hace tiempo que olvidó el tacto de las almohadillas, los jugadores no saben de qué color son los pañuelos que guardan los dueños del corazón de las gradas, el palco vive feliz porque, salvo setecientos valientes, el resto vive anestesiado en sus mundos de Yupi.

Hoy, martes tras lunes y víspera de un partido que ni nos va ni nos viene pero nos eclipsa, nos regalan una esquina de portada para decirnos que nuestro mejor jugador nos mantiene en la lucha por Europa. Ese es nuestro nivel de exigencia, para esto nos quieren. Se ríen en nuestra cara y encima tenemos que sonreírles. Estaremos en Europa e iremos a Neptuno porque cuatro medios que han pactado con el diablo están dispuestos a borrarnos del mapa. Y nosotros les dejamos hacerlo. Para lo que hemos quedado.

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