martes, 12 de abril de 2011

Punto de inflexión

La vida es esa traicionera montaña rusa que alterna momentos adrenalínicos con otros menos memorables. Cada vez que tenemos la cabeza boca abajo y la boca abierta por la impresión, empezamos a pensar en la siguiente cuesta. Todo lo que sube baja y, en este caso, también cabe la viceversa.

Llevaba tiempo este tobogán intentando hacerme subir la cuesta de los deberes pendientes para dejarme caer desde la cima de la obligación. Es más por el deber moral que tengo conmigo mismo que por irremediables ganas de gritarle al mundo mi pasión, por lo que me he decidido a abrir este espacio dedicado a mi equipo.

En este punto de inflexión toca mirar hacia adelente sin olvidar todo lo que hemos dejado atrás. Bien sabemos que resulta difícil saber hacia dónde se va si no se sabe de dónde se viene. El Atleti viene de años oscuros y de una temporada en lo más bajo del tobogán después de haber subido peldaños hasta casi rozar el cielo. Casi sin haberlo imaginado, el equipo tumbó a todos sus rivales en su camino hacia el título de la Europa League y sin dar tiempo a la degustación pausada, se hizo cargo de los malos augurios para ganarle al Inter la Supercopa de Europa. Demasiado postre para tanto periodo de hambruna.

Y como todo copioso banquete tiene su momento de sobremesa, el Atleti vive hoy su digestión intentando que la salsa de la gloria no le haga vomitar tanto éxito. Entre los cauces del crecimiento deportivo y el del miedo a recaer, anda el equipo dudoso de si lo conveniente es nadar o quizá lo mejor es guardar la ropa. Está el Atleti, pues, como este servidor; en la incertidumbre voraginosa de su punto de inflexión.

En una de las coreografías más impresionantes que durante la temporada pasada invadieron de esperanza las gradas del Calderón, la chavalería, presta al desenfreno y dispuesta a arrojar a un lado el desencanto, se desarropó la garganta con el canto limpio de la palabra "Volveremos". Se trataba de hacer ver, de anunciar a los cuatro vientos, que el equipo regresaría a la élite de la que nunca debió salir. Aquel "Volveremos" se convirtió en fetiche de unas eliminatorias cargadas de frenética pasión y en aquel "Volveremos" volcamos hoy todas nuestras ilusiones imaginando un equipo que, de una vez, regrese al lugar que le corresponde.

El ejercicio práctico de volver, por estadística contradictoria, no nos corresponde a nosotros en la medida de la eficacia futbolística. Los que están allá abajo son ellos y sobre ellos cuelga la espada de Damocles. Volveremos si hay talento, volveremos si hay pasión, volveremos si hay compromiso.

Y nosotros, como fieles lectores, seguidores y soñadores de leyendas épicas, también volveremos porque aquí también hay un rincón para leer, para seguir y para soñar. Volveremos otra vez. Espero continuar aquí para seguir contándolo.

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