martes, 12 de julio de 2011

Balonmano

Uno de los mejores recuerdos en rojiblanco que me dejó la infancia fue el de los intensos partidos de balonmano jugados en Magariños entre el Atlético de Madrid, por entonces uno de los mejores equipos de España, y otros rivales de vetusta enjundia como Teka, Bidasoa o Granollers. En lo alto de la disputa estaba siempre el Barça quien, una vez que el gilismo desdibujó la sección, se aprovechó de la coyuntura para fichar a jugadorazos como Lorenzo Rico, Hermida o Cecilio Alonso.

De las ligas de los ochenta se pasó a la mediocridad de los noventa y así naufragó el barco hasta que terminó despareciendo con la impropiación indebida y la conversión del club en sociedad anónima. Serán muchos los que recuerden aquellas retransmisiones en la dos con Luis Miguel López narrando goles en un "adentro" que le salía del alma y con Juan de Dios Román junto a la línea lateral impartiendo cátedra desde el banquillo.

Ya no estarán López ni Román, pero el Atlético de balonmano regresará a la dos, regresará a la alta competición y regresará a la Asobal. Habrá quien empiece a aplaudir la medida sin haber hecho análisis de las condiciones. No sabemos con qué presupuesto contamos, no sabemos donde vamos a jugar y no sabemos con qué equipo vamos a contar. Ciudad Real fue un megaproyecto y esto es una vuelta a empezar. Empezar de cero no es malo, lo malo es dibujar un proyecto solamente para desviar la atención y lo malo es creerse el rey del baile sin que la música haya empezado a sonar.

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