jueves, 7 de julio de 2011

Papelón

Siempre profesé una admiración irrefrenable hacia el Cholo Simeone, sin embargo, en aquellos días de doblete, cuando observaba como mis amigos se rendían a la entrega de Diego Pablo, yo siempre miraba hacia otro costado del campo y buscaba, con la mente plagada de sueños, la carrera lenta, prácticamente cansina, de José Luis Pérez Caminero. Aquella manera casi torpe de trotar, aquella manera de rebañar el balón sin necesidad de esforzarse, esa conducción tan elegante y esa puntilla en las inmediaciones del área, me convirtieron en aunténtico fan de sus capacidades. Cuando la gente aclamaba al Cholo yo les aplaudía y añadía la puntilla: "yo soy más de Caminero".

Pero el Caminero futbolista quedó en el camino una vez marchó a Valladolid para jubilarse y una vez despidió a nuestras memorias para que se pusieran en pie. El de hoy, al igual que su trote pesado, tan solo conserva la torpeza a la hora de sacar a pasear la garganta. Se comió el papelón de De Gea después de asegurar que contaba con sus servicios y ayer volvió a salir a la palestra para recitar, palabra por palabra, el dictado que le habían escrito sus jefes; hacerse el remolón con el Kun para que luego, cuando llegue la traición nadie mire hacia el palco. Quieren hacer creer que ellos quieren al jugador, que no necesitan el dinero y que ambicionan un proyecto ganador. Cuando el jugador vista de blanco, el dinero esté en los bolsillos del dúo prescrito y el proyecto vuelva a quedarse cojo por duodécimo año consecutivo, dirán que fue el Kun quien no quiso jugar en el Atleti. Menudo papelón, Cami. Tu elegancia, por lo que veo, se quedó perdida en el recuerdo de días mejores en el Vicente Calderón.

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