martes, 2 de agosto de 2011

Yo no lo veo tan claro

Godín hablaba de Champions. Primer pasote. Del partido de vuelta contra el Stromsgodset para qué hablar, pan comido. Que si el césped artificial no es excusa, que si somos el Atleti, que si estamos convencidos. Palabras bonitas que afirman el verbo y adornan al graderío, pero que, comprobada la historia y la situación no hacen sino convertirse en palabrería barata, heridas escondidas y verdades a medias.

Hoy habló Filipe. Lo de siempre. Vamos a pasar sí o sí. Otro pasote. Parece que nadie es consciente de que este equipo juega andando, sin intensidad, sin fulgor, sin alma. Y eso sin el balón. Con la pelota es peor; hace tiempo que olvidaron dar tres pases seguidos, hace tiempo que obviaron la profundidad, hace tiempo que abandonaron el concepto de desequilibrio.

Los noruegos no son nada del otro mundo. Un equipo que, en España, andaría entre la tercera y la segunda división B. Y eso si apuramos. Pero ¿Qué es el Atleti? Un viejo transatlántico que un día fue crucero de lujo y con el tiempo solamente mantuvo el nombre. Todos le miran con cierto respeto, pero nadie quiere subirse en él. Las bodegas hacen agua y la orquesta, que no es como la del Titanic, ya hace tiempo que tomó las de Villadiego en las balsas de rescate. Me acuerdo del Timisoara y me tiemblan las piernas. Aquel Atleti mantenía algún resquicio de su vieja solera. Este no tiene ni eso. Yo no lo veo tan claro.

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