lunes, 30 de mayo de 2011

Gente de casa

Tengo una gran admiración por José Luis Pérez Caminero como personaje; su media melena al viento, sus andares pasotas, su mirada franca y su cabeza levantada me evocan días de doblete, de fútbol sin ambages, de elegancia en la conducción, de clase a raudales. Y tengo una gran admiración por Carlos Aguilera como personaje; la cresta de su cabeza erguida, su velocidad inalcanzable, su mirada ambiciosa y los centros al punto de penalti me evocan momentos de adolescencia, de un chico que amaba una camiseta, de un joven extremo que se convirtió en gran lateral, de contraataque letal.

Toda institución deportiva necesita gente de cuyo corazón emane sentimiento hacia el proyecto que van a iniciar, toda institución deportiva necesita un corazón que lata al mismo ritmo que el de sus aficionados, toda institución deportiva necesita una cabeza que sea capaz de pensar, de buscar y de encontrar más allá de las necesidades. Será difícil el trabajo de Caminero y Aguilera, pero como respeto sus personajes respetaré sus decisiones pues sé que en ellas irán la sombra de un sentimiento que emana del escudo que un día defendieron con su vida.

Será difícil su trabajo porque en el Atleti no manda la coherencia, porque en el Atleti no impera el respeto interno, porque en el Atleti no se sabe lo que se quiere. Este Atleti de hoy no es el mismo que ellos defendieron porque entonces el club miraba hacia arriba y ahora se ha tenido que acostumbrar a mirar hacia abajo. Tras los fracasos anteriores se encuentra una directiva incapaz, una prensa cómplice y una afición anestesiada. Si son capaces de lidiar con la mentira, si saben hacer magia sin recursos, si logran contarle al mundo la verdad de esta camiseta, quizá logren poner al club en el lugar del que nunca debió salir. Pero será difícil, y su fracaso me dolerá de manera más especial porque ellos sí son gente de casa.

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