
En el otro lado de la balanza están las sensaciones; simpáticas generadoras de expectación, corazonadas que impulsan el ánimo y nos hacen abrir los ojos de nuevo, sensaciones olvidadas que vuelven a aflorar sobre la garganta, a latir junto al pecho y a resurgir en el estómago ¿Merece la pena soñar? Las sensaciones dicen que el Atlético de Simeone ha recuperado el vigor defensivo, que ataca con muchos hombres y que juega mirando a la grada porque sabe que allí reside el verdadero valor del club.
¿Podemos ser optimistas? Yo, que concibo el fútbol como un ejercicio de sentimientos, temo a la vez que sueño porque conozco historias de resurgimientos y conozco el percal de un equipo al que las dudas le han devorado en más de una ocasión. El jugador debe seguir escuchando al Cholo y el Cholo debe seguir escuchando a nuestros corazones. Hay que empezar de cero en Sevilla, una vez más, pero sin olvidar el estilo que nos ha llevado a la ilusión. Ganar o perder va más allá de un gol de más o uno de menos; si se sigue manteniendo el vigor, el hambre y el sentimiento, las sensaciones terminarán por imponerse a los malos números. Todo es cuestión de no abandonar el camino.