lunes, 13 de junio de 2011

No hace falta ningún portero

Sucedió hace muy poco tiempo como para que lo hayan olvidado. El Atlético, seducido por la portentosa actuación del portero del Valladolid en la última jornada de liga, tiró seis millones de euros camino de Pucela para fichar en un puesto que, según todos los expertos, debía ser, tarde o temprano, para el canterano De Gea. El chaval debió ver algo en el jóven guardameta palentino para rechazar una oferta del Numancia y luchar por el puesto. Al final fue una carambola quien terminó dando la razón a la testarudez de De Gea. Con Asenjo y Roberto fuera de concurso por lesión, Abel no tuvo más remedio que dar la alternativa al canterano. De ahí, a la gloria, solamente hicieron falta unos meses. Penaltis parados, actuaciones asombrosas, alguna sombra relacionada a su juventud y dos títulos con gran actuación en la final incluida. Aquellos seis millones, en saco roto, bien podían haber sido para cubrir algún puesto más necesario, pero resultó más fácil entrar en el juego de los representantes, fichar a ciegas y dar de lado a la cantera. Lo de siempre.

Parece que volverá a suceder, parece que lo han olvidado, parece que se han vuelto a cegar por la viga en ojo propio. El Atlético, alarmado por la marcha de De Gea al Manchester, mira hacia afuera para buscar un nuevo recambio en la portería sin cerciorarse que hace tiempo que la gente viene alabando las cualidades de Joel. Este, que lleva una vida de rojo y blanco y lleva años esperando este momento, no tendrá la sangre fría de De Gea y, en un acto más que comprensible, buscará fuera el futuro que se le niega dentro. Mientras el equipo se desangra en otros puestos más necesarios de cubrir, los dirigentes se mueren por contratar un portero. Al final Joel parará lo suyo y lo de los demás en otro equipo y se matarán por repescarlo pagando lo que no tienen. Vuelve a ser más fácil entrar en el juego de los representantes, fichar a ciegas y dar de lado a la cantera. Después de tantos errores nadie aprende, nada cambia, nadie habla, nadie de los que se tiene que ir se va.

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