jueves, 30 de junio de 2011

Verdades

El tiempo es ese juez implacable que da y quita razones. Con esta lapidaria frase solía sentenciar José María García sus alocuciones cada vez que sacaba a pasear el dedo acusador. Como juez implacable, el tiempo se ha encargado de poner en su sitio cada palabra, cada acto y, por consiguiente, a cada persona.

En las palabras filtradas de los agentes del Kun Agüero se vislumbra la primera verdad de un secreto guardado en voz alta. Oyéndoles decir que el Madrid les ha dejado tirados uno termina de convencerse de que la rojiblanca no debe valer nada para que un tipo quiera cambiarse de acera sin pudor. Cuando el Kun dijo aquello de "sin condicionamientos" todos aspiramos el tufillo podrido de un tipo que tiraba todos los valores a la basura y era capaz de ponernos la ilusión patas arriba con tal de satisfacer su parcelita de ego personal.

Tras despedir anímicamente al Kun nos tocó ayer decirle adiós a David De Gea. En los actos y en las formas descubrimos otra verdad, la de que la gente considera al equipo como un perfecto trampolín hacia la fama. Como él fue uno de los pocos canteranos que tuvieron la suerte de cuajar, se miró en el espejo de Torres y pensó que una huida a tiempo sería una alabanza para su futuro. Se equivocó; en el fútbol, como en cualquier aspecto de la vida, hay que cuidar las formas porque el sentimiento es mucho más importante que las acciones.

La tercera verdad está en el espejo distorsionado de De Gea; a Torres no le vimos huir tras ninguna sábana, no le vimos negar a Cristo y no le vimos sediento de mediatización a las primeras de cambio. El día que se fue Torres vimos angustia en los ojos; en el Kun percibimos desaire y en De Gea percibimos oquedad. Las camisetas se sienten desde el corazón y no desde el interés. Esa es la gran verdad.

miércoles, 29 de junio de 2011

Saber venderse

Toda producción necesita su parte de parafernalia, un currículum profesional decente y mucha y buena publicidad. Hay ocasiones en las que un tipo desconocido, financiado por un mecenas de la locura, es capaz de filmar una obra maestra que se va convirtiendo en éxito gracias al boca a boca. Pero son raros los casos en los que una pobre producción es llevada al éxito porque en todos los campos, cine y fútbol incluídos, importa mucho más el trabajo bien hecho que la mala improvisación.

En este caso, el Real Madrid viene a ser como Dreamworks, la productora de Spielberg, es citar a Florentino y, como se ha aceptado la idea de que todo lo que toca se convierte en oro, los rastreros de la alabanza se precipitan a verter sus babas, a publicitar el film y a promocionar los valores de cualquier tipo que llegue a vestir la camiseta blanca. En el lado opuesto, el Atlético está representado por el productor que ha generado grandes cintas como "Desde que Amanece apetece" y "Cuernos de mujer" entre otras, y se ha convertido en un mal ejemplo de planificación. De esta manera es citar a Cerezo y a la gente la da la risa; es capaz de fichar al Pato Sosa tras hablar con Garci o es capaz de posar con la camiseta del rival sin pudor ni respeto.

En este lugar, resulta sencillo analizar los fichajes desde el punto de vista de la importancia promocional. Así, el Madrid ficha al defensa central de uno de los equipos descendidos a la segunda división francesa y la prensa lo presenta como el nuevo Hierro. El Atleti, por su parte, presenta al lateral de uno de los finalistas de la Europa League y da la sensación de que ha fichado al doble de Juan Valera ¿Qué hubiese pasado de haber sido al revés? Pues que Silvio sería el nuevo Cafú y Varane el nuevo Fabiano Eller. Es normal que abunde la desconfianza cuando se hacen las cosas tan mal y tan repetitivamente.

lunes, 27 de junio de 2011

Cambiar todo para que nada cambie

Es importante hacer ruido para despistar a la masa, es importante hablar más de la cuenta para conseguir que algo quede en el ambiente, es necesario ser noticia porque ante las críticas, esta directiva, solamente sobrevive con estupideces. Más importante que nada es el Atleti, pero como a ellos, el Atleti les importa poco, dan más importancia a la imagen que a la verdad, prefieren la forma al fondo, prefieren salvar el culo con tal de seguir cogiendo carrerilla preparando el día en el que tengan que salir corriendo.

La prensa, ese cuarto poder que en Atleti pincha y corta hasta donde dejan las cuñas publicitarias y las colecciones de vajillas, anda preocupada en lavar la imagen del dueño del cortijo al tiempo que tratan de manosear a Cerezo mientras publican que ha sufrido una humillación. Quien sepa de humillaciones, debe saber lo que se siente cada lunes al regresar a la oficina y encontrar el rostro sonriente y sediento de sangre de cuatro compañeros madridistas.

La humillación, para los atléticos, es tener que soportar año tras año que un par de ineptos y sus secuacen nos desgobiernen, es depender de una mentira para poder ilusionarse, es comer con los ojos mientras se seca el estómago, es saber que la ruina no tiene fin. Para ellos, una humillación es verse en la picota, pero ellos nunca hacen autocrítica; prefieren huir hacia adelante, llamar a dos buenos amigos y sugerir dos titulares. Los de hoy es que todo ha cambiado, pero la verdad es que, mientras sigan ellos, aquí no va a cambiar nada.

miércoles, 22 de junio de 2011

La bicefalia

Ahora parece que la culpa de todo la tiene la bicefalia. Parece ser que el monstruo de dos cabezas que se ha generado en los despachos del Calderón no se entiende consigo mismo, que uno dice blanco y otro negro, uno se acuerda aún de papá y el otro anda pensando en mamá. Parece ser, dicen, nos comentan, nos quieren engañar diciendo que ambos tienen el Atlético en común y que de su manera de entender el club derivan sus enfrentamientos y nuestros problemas.

Poniendo por delante que ambos se aprovecharon del Atleti haciéndose con el club sin poner un solo euro, digamos que Cerezo es el gracioso del equipo, el simpaticote que cuenta chascarrillos, que arrima el hombro a los que le acarician la espalda y el que luce gafas de montura fina ante las cámaras. Es el mismo que un día posó con la camiseta del vecino, el mismo que no sabe nada cuando le preguntan, el mismo que llamó abejas maya a los manifestantes que le querían ver fuera del Atleti, el mismo que recibe la llamada de un director de cine amigo suyo y al día siguiente paga el fichaje de Marcelo Sosa.

Gil Marín no es tan campechano, ni tiene la chispa de su compañero de penurias. A él, la naturaleza no le regaló el atractivo y ni siquiera puede lucir peluca estirada hacia atrás. Él es el mismo que dice que cuando juega su equipo se va a dar vueltas por la M-30, el mismo que endosó dos negritos al club por dos mil millones de pesetas, el mismo que dudaba entre Luis Enrique y Caparrós dejando claro que no tenía ni idea de a qué quería que jugase su equipo, el mismo que rebaja las cláusulas de sus mejores jugadores para soñar con el sonido del clink clink caja, el mismo que se embolsa un millón de euros al año a costa del club sin fijarse un objetivo de éxito porque tras su gestión solamente hay fracasos.

Ni bicefalía ni cuentos chinos; dos sinvergüenzas son dos sinvergüenzas juntos o por separado, dos ladrones son dos ladrones actúen en común o lo hagan con intereses distintos y dos inútiles son dos inútiles por más que sus amigos se empeñen en vendernos los valores y los hechos. Valores ninguno, hechos ninguno, indignación mucha. No hay bicefalía, hay hartazgo.

viernes, 17 de junio de 2011

El delito sí es importante

A menudo, los que amamos el rojo y blanco como si de nuestra propia madre o padre se tratara, nos reunimos en torno a una mesa y unos vasos de cerveza para discutir sobre lo divino, lo humano y la triste realidad. Hay quienes prolongan su agonía queriendo creer en los espectros de la mala suerte, hay quien perdona errores y mira al futuro con la frente marchita, hay quien se cree historias de pupas y lamentos y hay quienes saben que el verdadero cáncer se llama bicefalia y que esta está conjugada por los infames Gil Marín y Cerezo.

Desde el punto de partida en el que queda claro que la culpa es principalmente de dos y no de todos los demás, hay quien les reprocha desinterés, quien les reprocha la mala planificación y quien les reprocha el mensaje cifrado que le han concedido al mundo respecto a la incapacidad del Atleti. Pero hay muchos que, pese a los errores deportivos y económicos, pasan de puntillas sobre el delito prescrito que demostró que no se habían hecho con el club si no que lo habían robado.

Viene esto a colación por la interesante tertulia que mantuvieron ayer por la tarde en Radio Marca, José Miguélez, Eduardo Castelao, Luis Fuentes, María José Navarro y Rubén Uría. De todos, solamente este último hacía inciso contínuo en el delito que los dos cometieron. El resto se escudaba en la prescripción, en que lo juzgado juzgado está y en que el problema deriva de otras lides.

Para mí el delito es muy importante, porque la sentencia demuestra que los dos son dueños ilegítimos de derecho del club, que de esos polvos vienen estos fangos que nos ahogan, que de no haber estafado a la masa social ahora mismo seríamos libres, que hay mucha gente que necesita saber la verdad y que, leída la sentencia queda claro que ni Gil Marín ni Cerezo pueden ser considerados como directivos si no como ladrones. Esa es la verdad, está en los papeles y permanece en la memoria de unos pocos. Esos pocos cada vez somos más y esos pocos necesitan decir en voz alta que estamos en manos de dos delincuentes. Y ese no es ningún término baladí.

jueves, 16 de junio de 2011

No hay nada

Nunca he sido de sueños imposibles, no me ha gustado nunca soñar más allá de lo posible porque he aprendido demasiado del dolor como para volver a ilusionarme a lo loco. Hace años, cuando era un jovencito con ganas de cantar goles y de presumir de equipo, dibujaba cada alineación de pretemporada en base a rumores y verdades y me imaginaba conquistando el Bernabéu como un rey católico que entra vencedor en Granada.

No ha sido así durante los últimos años. Desde que el gilismo fue confundiendo a la masa y de equipo respetado pasamos a convertirnos en chusma, desde que los comisionistas hicieron acto de presencia en el Calderón para buitrear cada verano y partirnos el corazón, desde que Gil Marín y Cerezo dan palos de ciego contra nuestras costillas, he aprendido a vivir en silencio, a rezar para evitar un nuevo ridículo y a bajar los brazos antes de tiempo.

Pero, con más malo que bueno, siempre había una pequeña roca a la que aferrarse en mitad del naufragio. Estuvo Torres, estuvo Agüero y ahora no hay nada. Me hundo en este mar de intranquilidad, en este océano tan desapacible, me ahogo llorando ante la mediocridad y no puedo decir que hay un motivo por el que fabricar un sueño de perfil bajo. No hay equipo, no hay ilusión, no hay voces contra la mentira. No hay nada.

lunes, 13 de junio de 2011

No hace falta ningún portero

Sucedió hace muy poco tiempo como para que lo hayan olvidado. El Atlético, seducido por la portentosa actuación del portero del Valladolid en la última jornada de liga, tiró seis millones de euros camino de Pucela para fichar en un puesto que, según todos los expertos, debía ser, tarde o temprano, para el canterano De Gea. El chaval debió ver algo en el jóven guardameta palentino para rechazar una oferta del Numancia y luchar por el puesto. Al final fue una carambola quien terminó dando la razón a la testarudez de De Gea. Con Asenjo y Roberto fuera de concurso por lesión, Abel no tuvo más remedio que dar la alternativa al canterano. De ahí, a la gloria, solamente hicieron falta unos meses. Penaltis parados, actuaciones asombrosas, alguna sombra relacionada a su juventud y dos títulos con gran actuación en la final incluida. Aquellos seis millones, en saco roto, bien podían haber sido para cubrir algún puesto más necesario, pero resultó más fácil entrar en el juego de los representantes, fichar a ciegas y dar de lado a la cantera. Lo de siempre.

Parece que volverá a suceder, parece que lo han olvidado, parece que se han vuelto a cegar por la viga en ojo propio. El Atlético, alarmado por la marcha de De Gea al Manchester, mira hacia afuera para buscar un nuevo recambio en la portería sin cerciorarse que hace tiempo que la gente viene alabando las cualidades de Joel. Este, que lleva una vida de rojo y blanco y lleva años esperando este momento, no tendrá la sangre fría de De Gea y, en un acto más que comprensible, buscará fuera el futuro que se le niega dentro. Mientras el equipo se desangra en otros puestos más necesarios de cubrir, los dirigentes se mueren por contratar un portero. Al final Joel parará lo suyo y lo de los demás en otro equipo y se matarán por repescarlo pagando lo que no tienen. Vuelve a ser más fácil entrar en el juego de los representantes, fichar a ciegas y dar de lado a la cantera. Después de tantos errores nadie aprende, nada cambia, nadie habla, nadie de los que se tiene que ir se va.

viernes, 10 de junio de 2011

Deben quererle mucho

Debe de quererse mucho a una persona cuando se le hacen tantos favores personales. Debe ser eso, cariño, estima o, tal vez, interés personal. Pero ¿Cómo íbamos a pensar mal de una directiva que nos ha dado tantas alegrías durante los últimos años? ¿Cómo íbamos a reprocharles nada a quienes nos han fichado tantos aspirantes a balón de oro durante la última época? Sería de mal nacidos. Si es que no somos agradecidos.

Debe de quererse mucho a una persona para recolocarle a sus escombros. El tipo en cuestión, representante de jugadores y ex jugadores, solamente tuvo que pasar una tarde en el Calderón para que, de una tacada, le contratasen a cuatro tipos sin ni siquiera previa presentación. Bastaba un carnet de atlético, unas caricias bajo la mesa y un guiñito de ojos.

Cuánto deben de querer los dirigentes del Atleti a Manuel García Quilón para, después de Cleber Santana, Jurado, Luis García, Quique, Filipe o Mario Suárez, hayan querido hacerle el favor de contratarle a Caminero, Manzano y Baraja. Todo un pack, oye. Tres tíos en uno y ninguno juega al fútbol. Fue llegar a las oficinas a vender a Gabi y regresar a casa con la cartera llena. Eso son amigos y lo demás es tontería. Le deben de querer tanto que quizá dentro de unos días le llamen para que interfiera en la venta de Agüero, al fin y al cabo él fue el principal interlocutor en la venta de Torres al Liverpool. Debieron quedar tan satisfechos que su nombre aparece siempre el primero en la agenda y subrayado con florescente.

miércoles, 8 de junio de 2011

El marrón será para Manzano

No se puede culpar a nadie por decir que no. Luis Enrique no nació atlético, ni se crió atlético, ni le unió nada a nosotros que no fuese el sentimiento antimadridista. Es normal que alguien a quien le ofrecen un proyecto de edificio sin pilares, sin cemento y sin ladrillos, diga que es una locura intentar mantener en pie un edificio que, tarde o temprano, terminará por desplomarse. Entre el reto imposible y la sensatez de seguir creciendo, Luis Enrique decidió poner rumbo a Roma, que no es una ciudad tan palpitante como Madrid, pero es mucho más solemne, más monumental y, en el plano futbolístico, más razonablemente cómoda.

Descartado el primer plato y ahorrándose el postre de Caparrós, parece que el dúo prescrito ha decidido que el marrón será para Gregorio Manzano. Uno debe estar muy loco para querer ser crucificado dos veces, ni siquiera a Jesucristo le quedaron ganas de ello. Sin mimbres, sin estrellas, sin dirección, le pedirán un imposible y, cuando no lo consiga, le volverán a tirar a la basura como si de un zapato viejo se tratara. El cuento de nunca acabar.

En su anterior etapa como entrenador rojiblanco, Manzano dejó al equipo séptimo, a un punto de Europa y con la sensación de que al Atleti le faltaba mucho para volver a ser lo que fue. Y tanto que le quedaba, siete años después, siguen los mismos problemas, las mismas urgencias y la misma planificación; es decir, ninguna. Aquel año, Manzano contó con la siguiente plantilla: Burgos, Aragoneses, Gaspar, Ortiz, Simeone, García Calvo, Lequi, Hibic, Sergi, Pínola, Aguilera, Novo, De los Santos, Jorge, Ibagaza, Nano, Mussampa, Paunovic, Torres, Javi Moreno, Rodrigo y Nikolaidis. Decidme si aquel séptimo puesto, más que un fracaso, no fue un milagro. Esta vez no será muy diferente; sin estrellas, sin jugadores comprometidos, sin un par de futbolistas sobre el que construir un equipo. Mucha suerte Goyo. La vas a necesitar.

lunes, 6 de junio de 2011

La verdad es que no tienen ninguno

Parece mentira que en el momento crucial de la planificación de cara a la próxima temporada, el equipo aún no tenga contratado un entrenador. Parece mentira, aunque en el Atleti, la mentira es lo que más se acerca siempre a la verdad. Este nuevo despropósito no es más que un nuevo mal síntoma de lo mal que se hacen las cosas, de lo poco que interesa el equipo a los que mandan y de lo poco que les interesamos los que, día sí día también, nos levantamos con el corazón palpitando intentando profetizar cuando será nuestro fin.

El fin se acerca y, mientras tanto, lo haremos sin entrenador. Lo haremos sin entrenador porque dicen que barajan nombres, porque cuentan que negocian con hombres y porque nos intentan tomar el pelo como a niños. Dicen que tienen varios y la verdad es que no tienen ninguno, porque sin proyecto, sin estrellas, sin glamour y sin verdades es muy difícil que un entrenador quiera aceptar este caramelo envenenado. Les dirán que vienen a un grande y a la tercera derrota se verán abocados al patíbulo. Y a ver cómo explican ellos que este equipo no es lo que eran, que la empresa no es la que esperaban y que ahí te quedas tú con tus mentiras y yo con mis verdades. Es más fácil decir que no y que otro se coma el marrón.

jueves, 2 de junio de 2011

¿Qué mal te hemos hecho?

Entiendo que te quieras ir; hace años que vives en una sociedad histérica, engañado por dos vende humos, aburrido por la derrota, hastiado por las malas compañías, enfadado con el mundo porque ya nadie respeta este escudo. Entiendo que te quieras ir; hace años la gente venía a este club para dar brillo a su currículum, para luchar por todo, para vivir en lo alto del rascacielos, para hacer soñar a la grada. Entiendo que te quieras ir; ahora eres tú el único que da brillo a este escudo, ahora eres tú el único que da a este club unas señas de identidad, ahora eres tú el único elemento que distingue la historia del presente, ahora eres tú el único que pone la magia, la calidad, el gol, la ilusión. Entiendo que te quieras ir por tí, por los tuyos y por los que te han desgobernado durante estos últimos cinco años, pero nosotros que te hemos adorado cada domingo, que te hemos aplaudido con el alma cada lunes, que te hemos soñado cada sábado y que te hemos vuelto a ovacionar tras cada partido en el Calderón ¿Qué mal te hemos hecho para que nos desprecies así?

Cambio de papeles

Durante la última temporada, Forlán fue el ídolo caído, el proscrito que coqueteaba con el vecino, que escuchaba cantos de sirena, que se enfadaba consigo mismo y con la grada, que cada vez que visitaba el fondo sur no encontraba ese amigo uruguayo con quien abrazarse, que sufrió una sequía, se peleó con el entrenador, decidió patalear y no tuvo oportunidad de despedirse como su trayectoria lo hubiese merecido.

Durante la última temporada, Agüero fue el alma del equipo, el enchufe con la grada, el genio que salía de su lámpara cuando el equipo zozobrada, el mago que sacaba goles de su chistera, el motivo por el que acudir al Manzanares, el hombre al que querían parecerse todos los niños, el jugador que batió sus records, mejoró sus cifras y se asentó en el olimpo vestido de rojiblanco.

Pero terminó la temporada y se esfumaron los pronósticos. El que fue repudidado por la memoria ahora busca acomodo en la garganta del aficionado, como si extrañase cada mañana aquel cántico de "uruguayo" que resonaba en la estructura del Calderón, ahora rehuye a las sirenas y dice pensar en rojiblanco. Cosas de la vida, porque ahora el que fue aplaudido, ovacionado y hasta situado en los altares, es el que dice que se ha cansado de que le queramos, que busca un nuevo oasis en un desierto con menos arena, que, para él, cualquier tiempo futuro puede ser mejor siempre y cuando no tenga un oso y un madroño cosido en el lado izquierdo de su pecho.

Cambiaron los papeles y se confundieron las respuestas. Ahora, el que pudo ser Dios se convertirá en diablo, regresará a casa vestido de blanco y le tronarán los oídos, le carcomerá la conciencia, le asomarán las pesadillas. Y el que, durante unos meses, fue ángel caído, puede convertirse en una referencia para la memoria, en una brillante página de la historia, en el tipo que quiso seguir vistiendo la rojiblanca cuando ni Dios nos quería ver ni en pintura.