martes, 8 de mayo de 2018

A ocho días de una final

A ocho días de una final dejamos que se filtren verdades, dejamos que nuestra estrella juegue al estrellado, que nuestro presidente juegue a las bufonadas y que los comunicados jueguen a ser serios cuando no son más que un anticipo de lo ya conocido.

A ocho días de una final surgen los rumores, aparecen las verdades y se anticipan los miedos. A ocho días de una final el equipo no sabe qué Griezmann encontrará y la afición no sabe que Griezmann jugará. A ocho días de una final el Barça anticipa un fichaje y los medios se lanzan, ávidos de noticia, a infectar una herida que supura pus y sangre.

A ocho días de una final nadie habla de la final, nadie habla del rival, nadie habla del equipo. A ocho días de una final no parece que haya final, ni siquiera que haya equipo. En un mundo globalizado por los dos de siempre, el resto, comparsa de sus caprichos, tienen que conformarse como postre de la comilona. Se servirán a Griezmann como entrante y mil rumores como segundo plato. Y todo esto, desviando la atención de lo realmente importante, a ocho días de una final.

No hay comentarios: