viernes, 25 de mayo de 2018

Cuidar lo de casa

En ocasiones, nos preocupamos demasiado de observar lo ajeno descuidando, de manera lamentable lo que tenemos dentro. Los focos, los truenos, la fanfarria nos conduce a un estado de excitación y compramos caro mientras vendemos barato. No sabemos valorar nuestros productos y es cuando necesitamos lo que hemos perdido cuando echamos la vista atrás y nos lamentamos. Cuando nos damos cuenta de que lo echamos demasiado en falta.

Rodrigo Hernández jugó durante cinco años en la cantera del Atlético de Madrid. Habitual en los equipos campeones infantiles y cadetes, perdió fuelle cuando llegó al juvenil. Alguien, visionario o avispado, concluyó que al chico le faltaban facultades; le sobraba peso y le faltaba altura. Cuando años después le viese debutar, y agradar, en primera con la camiseta del Villarreal, debió llevarse las manos a la cabeza.

Vuelve un chico que se marchó porque no le consideraron apto y nosotros encontramos una pieza que llevamos demasiado tiempo deseando. Después de gastar dinero en extremos inoperantes y delanteros de segunda fila, contratamos, por fin, un mediocentro. Desde la marcha de Tiago, el Atleti ha jugado sin colchón, impulsado sólo por el coraje, el corazón y la suerte. Con esta pieza, el ajedrez de Simeone encuentra su peón de brega. Buen comienzo para iniciar una nueva partida.

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