miércoles, 23 de mayo de 2018

El silencio es la antesala del adiós

El silencio es la antesala del adiós. Sucedió con Agüero, sucedió con Falcao, volverá a suceder con Griezmann. Cuando alguien lo tiene claro lo expresa, cuando alguien ama lo expresa, cuando alguien vive por y para un color, lo expresa.

El silencio es la antesala del adiós y por ello es mejor dar a Griezmann por perdido. Es mejor ponerse la venda, empezar a curar la herida y cicatrizarla con trabajo. Le toca al club invertir el dinero, presionar la situación para sacar todo el rédito posible y confiar en el trabajo impoluto de Simeone. El club, ese ente liderado por dos delincuentes prescritos que aún no han sido capaces de retener a una estrella en sus más de treinta años de mandato.

El silencio es la antesala del adiós. El agradecimiento es la mano abierta de un caballero, la sonrisa afectiva de un niño, la despedida elegante de un aficionado. El no nació aquí, no podemos reprocharle que no quiera morir aquí. El equipo ha crecido, el equipo sigue creciendo, el equipo tiene que crecer. Con él, seríamos más grandes. Sin él, seremos igual de grandes pero con una duda ¿Cómo reinventarse? Duro trabajo, duras expectativas. No nos queda otra esperanza que la fe cholista.

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