lunes, 7 de mayo de 2018

Sobrante de matanza

La motivación es es motor necesario para afrontar cualquier misión. Sin ella, sin esa dosis de entusiasmo que genera el hecho de una consecución, cualquier persona está destinada al fracaso porque, más allá del dolor, existe la conciencia. No hay éxito sin esfuerzo, no hay meta sin pasión.

El partido de ayer fue poco más que un sobrante de matanza. Fue algo así como una mosca cojonera en mitad de un calendario de sueños. Con una final a la vista, un objetivo logrado y una liga que ya ha marcado con sus muescas el devenir del equipo, los futbolistas salieron al campo a pasear y no obedecieron a esa máxima que dice que competir es siempre necesario aunque no quede un espacio para rubricar una parcela de gloria.

Pero ayer había niños en el campo. Y adultos. Gente que, probablemente, ayer fue la primera vez que fueron a ver a su equipo en su nuevo estadio. Siempre hay que pensar en la gente porque la gente es el motor del alma del club. Sin ellos y sin ese pensamiento de conciencia programada, cualquier equipo se convierte en un títere. Y el Atleti de ayer fue un muñeco de trapo en manos de un equipo normal.

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