martes, 13 de marzo de 2012

Ahora entendemos el regalo

Una de las primeras gratas sensaciones que tuvimos en la temporada fue el rendimiento de Silvio. Dudando, como habíamos estado durante todo el verano, de la incapacidad del, gracias a Dios, extinto director deportivo, García Pitarch para fichar, estábamos seguros de que el tal Silvio sería un nuevo pluff en la colección de fracasos que el individuo había tenido en deferencia el regalarnos. Pero pareció que no, Silvio no solamente era un lateral de buen toque, como nos habían contado, si no que parecía fuerte cuerpeando y resistente a la hora de subir la banda. Un descubrimiento, vamos. Entonces, si vino gratis ¿Dónde estaba la trampa?

La trampa estaba en un cuerpo de cristal de bohemia. Que si el puvis, que si la rodilla, que si el cuadriceps..., siempre había un motivo para verse incluído en la lista de individuos que ocupaban la enfermería. Fue cuando comprendimos el por qué el Braga se había desecho de un futbolista con tan buena pinta sin percibir un solo euro. El chico era de cristal.

Cuando parecía que Silvio iba a volver a incorporarse a las sesiones de trabajo del grupo, nos levantamos con la noticia de una nueva operación. Esta vez en Oporto (debe desconfiar ya hasta de su sombra) y esta vez del ligamento interno de la rodilla (debe tener susceptible de lesión hasta el lóbulo de las orejas). Y esta vez la baja puede copar lo que resta de temporada. Apenas ha jugado diez partidos de cuarenta. Ahora entendemos el regalo.

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