martes, 20 de marzo de 2012

Esto no va a parar

Estamos en el tramo grueso de la temporada. Ese que irá descartando objetivos, eliminando sueños, ofreciendo promesas e intercalando rivales casi sin sucesión de continuidad. Lo que se vio en Mallorca es el principio; si queremos creer en el Atleti deberemos confiar en lo que el Cholo, hasta ahora, nos ha venido proponiendo: intensidad, mentalidad y esfuerzo. De lo contrario, los sueños volverán a marcharse por el retrete.

Lo que se vio en Mallorca es un aviso. El equipo, con un once titular fundido y un banquillo de muy pocas garantías, se encuentra atrapado en el laberinto de su destino. Pueden bajar los brazos y decir hasta aquí hemos llegado o pueden volver a apretar los dientes y decidir que merece la pena acabar con la lengua fuera y el corazón desbocado. Es cuando entra el acción el mecanismo del sentimiento, es la hora de ver si los jugadores son conscientes del escudo que portan o vuelven a ser la reedición de los malos mercenarios a sueldo que durante los últimos años han manchado la camiseta.

Los últimos partidos me han reconvertido en ese tipo pesimista que bajaba la cabeza ante cualquier nuevo reto, consciente de que cualquier sueño sería susceptible de convertirse en papel mojado. Ya no espero fútbol, pero espero ilusión. Ahora empieza el Atleti, justo cuando la cuenta atrás de los objetivos ha puesto su cronómetro en marcha. El primer obstáculo es el Athletic, un enemigo con cara de perro y fauces de león. Un rival con un mismo objetivo. Esto ya no va a parar, quedan una docena de finales y no se debe desdeñar el poder de nuestras ilusiones. A nosotros nos lo deben todo.

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